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Nuestro cuerpo se limpia o se drena a través de cinco órganos que son: la piel, el hígado, el colon, los riñones y los pulmones. A estos órganos los denominamos comúnmente emuntorios u órganos emuntoriales.

Pues bien; en este post queremos hablar de algunas pautas y rutinas fáciles de implementar en nuestro hogar y que nos permitirán estimular la función depuradora del primero de estos emuntorios: nuestra piel.

La piel como emuntorio

Nuestra piel es el emuntorio más amplio que tenemos. Estamos hablando de un órgano que de ser extendido completamente, cubriría una área de superficie de dos metros cuadrados aproximadamente. Un área bastante respetable que permite a través de distintos mecanismos, eliminar una gran cantidad de toxinas al exterior.

Entre las muchas características que tiene nuestra piel está el hecho de que posee innúmeras glándulas y que está recubierta de un tejido epitelial, cuyas células más externas mueren y se desprenden constantemente al exterior. Nos aprovecharemos de estas dos características para estimular la función desintoxicadora de nuestra piel.

Estrategias que estimula la desintoxicación en nuestra piel

1. Bañar frecuentemente nuestro cuerpo.

Idealmente dos veces al día. Sabemos que suena a perogrullada pero, no está por demás entender que más allá de las consideraciones higiénicas que tenga que nos bañemos o no, está el hecho de que la remoción parcial del manto ácido de la piel, elimina una gran cantidad de sustancias químicas que han sido expelidas por nuestras glándulas cutáneas. Esto deja el espacio libre para una nueva carga de eliminación a partir de las mismas.

Un detalle importante aquí es recordar que el jabón a usar no deberá contener aroma o colorantes, e idealmente debería ser un jabón hecho con la menor cantidad de sustancias químicas posibles. El jabón potásico, por ejemplo, con mezclas de plantas o arcillas naturales, es muy buena opción.

2. Usar agua tibia o cálida al bañarse.

El agua caliente abre los vasos sanguíneos de la piel aumentando el flujo sanguíneo hacia nuestras glándulas cutáneas. Esto permite que una mayor cantidad de toxinas presentes en la sangre puedan transferirse a estas glándulas para ser eliminadas.

Es importante que evitemos el agua muy caliente al bañarnos, si nos sentimos débiles o bajos de energía.

3. Frotar la piel frecuentemente

Para esto lo mejor siempre será usar cepillos o esponjas de fibras naturales. La lufa (estropajo o zacate) es una de las mejores opciones porque a diferencia de los cepillos de plásticos sintéticos, no deja residuos tóxicos sobre la piel.

La idea al frotar nuestra piel, es aumentar la remoción de las células muertas más externas de nuestra piel. Esto permite eliminar contaminantes presentes al interior de estas células, o materiales y sustancias incrustadas desde el exterior en las capas más externas de nuestra piel.

4. Usar sales o plantas medicinales en el baño

Entre estas podemos mencionar el sulfato de magnesio, el bicarbonato de sodio, o incluso las sales del mar muerto. Estas sales, además de ser relajantes, ayudan a crear una corriente osmótica que fuerza el flujo de toxinas desde el sistema linfático hasta las glándulas, favoreciendo la excreción de sustancias tóxicas. También podemos usar baños calientes con plantas que favorecen la circulación, como el jengibre, la cayena o la salvia.

La idea es que estemos en el baño caliente con sales o plantas según nuestra tolerancia, y luego de que hayamos salido, deberemos cubrirnos rápidamente todo el cuerpo con mantas, de modo que sudemos copiosamente.

5. Tomar baños de vapor o sauna

A decir verdad, nos gusta mas la idea del baño turco, pues al someter nuestro cuerpo al calor húmedo con vapor estamos estimulando no solamente la excreción a partir de las glándulas sudoríparas de la piel, sino que le aportamos humedad a nuestros pulmones estimulando la función de drenaje de estos órganos.

El sauna no es malo, pero como decíamos antes, preferimos los baños turcos ya que a diferencia del sauna que estimula e irrita la función del sistema nervioso, los primeros son calmantes y relajantes.

6. Airear la piel y usar ropas adecuadas

Es importante que descubramos zonas amplias de nuestra piel y las expongamos al sol y al aire a horas adecuadas y sin quemarnos, claro. El sol, tomado adecuadamente, estimula nuestro sistema inmunológico y nos ayuda a combatir toxinas peligrosas no solo en la piel sino en todo el cuerpo.

Siempre será mejor que usemos ropas del algodón y no de materiales sintéticos que puedan dejar residuos peligrosos sobre nuestra piel.

Esperamos que esta sencillas pautas de estimulación cutánea sean un buen complemento de tus programas de limpieza y desintoxicación. La idea es que no ignoremos a nuestra piel ya su potencial para mantenernos saludables. Si nuestra piel se siente y está bien, con seguridad nosotros también lo estaremos.

Referencias

Fuente de la imagen en la entrada: Foto de cuidado de manos creado por Racool_studio – www.freepik.es

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Soy Médico y docente desde hace 20 años y a lo largo de ese tiempo, mi práctica profesional me ha permitido repensar los procesos de salud y enfermedad a la luz de un paradigma diferente. Me interesa no solo la práctica médica naturista sino también que las personas con las trato a diario, encuentren algo de valor en lo que he aprendido y puedo compartir, de modo que ellas mismas se conviertan en partícipes de su propio proceso de sanar.

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