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Los probióticos son famosos. Con seguridad los habrás oído mencionar en anuncios publicitarios y redes sociales o incluso es muy probable que tu médico te los haya prescrito  alguna vez para ayudarte en el tratamiento de alguna enfermedad; pero, ¿sabes realmente qué son los probióticos y cuáles son sus beneficios?. En este post haremos una rápida revisión de las principales características asociadas a estos milagrosos microorganismos.

Los probióticos son seres amigables

Cuando hablamos de probióticos estamos hablando de microbios: bacterias y hongos del tipo levadura que se parecen a las que habitan normalmente en el intestino humano y que cuando son administradas en las dosis correctas, cambian o corrigen el equilibrio funcional de este órgano. 

Usualmente no nos percatamos de ello, pero nuestro intestino está lleno de microbios “buenos” que desde hace millones de años establecieron con nosotros una relación de mutuo beneficio (simbiosis). A este cúmulo de microbios que nos habita, le llamamos microbiota o microbioma  intestinal.

Este universo de seres vivos trabaja silenciosamente en nuestro interior fabricando para nosotros vitaminas K y B12, procesando algunas sustancias que comemos y desplazando y destruyendo microbios peligrosos que podrían causarnos enfermedades peligrosas. De igual manera  nos ayudan a regular la función del sistema nervioso central, mejorando la secreción de anticuerpos y estimulando la función de las células y el sistema inmunológico. 

Estos microbios son realmente numerosos. Sumados todos, representan aproximadamente un kilogramo de nuestro peso corporal e incluso en cantidad, son más numerosos que el total de células que hay en  nuestro cuerpo.

De todo esto es fácil concluir que el mantenimiento de nuestro microbioma es un factor fundamental en nuestra salud. Ahí es en donde radica la importancia de los probióticos, puesto que está comprobado que si los consumimos frecuentemente, todo nuestro organismo estará en mejores condiciones

Microbios y cepas que conforman los probióticos

Aunque en los probióticos es posible encontrar muchos tipos diferentes de microbios, podemos decir que los más comunes y los que se han estudiado más extensamente por sus efectos en el organismo son los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium,  así como  cepas específicas de Escherichia coli Nissle y Saccharomyces boulardii.

Algunas otras especies que han sido estudiadas  y que se hallan presentes tanto en alimentos que los contienen como en los suplementos son:

  • Bacillus coagulans
  • Bacillus subtilis
  • Bifidobacterium bifidum
  • Bacillus clausii
  • Lactobacillus plantarum
  • Lactobacillus fermentum
  • Lactobacillus reuteri
  • Lactobacillus acidophilus
  • Lactobacillus gasseri
  • Lactobacillus rhamnosus
  • Lactobacillus sporogenes
  • Saccharomyces boulardii

¿De dónde vienen los probióticos y su fama?

En realidad nadie lo sabe. El origen de los mismos se pierde en la bruma de los tiempos  aunque podemos decir con seguridad que no es nuevo ni moderno. 

Existen evidencias arqueológicas del uso de microbios para procesar alimentos y bebidas desde hace por lo menos 10.000 años, desde los inicios del período neolítico en el que los primeros grupos humanos se asentaron y dominaron la técnica de la agricultura. El pan, el vino y la cerveza son algunos ejemplos de este uso, aunque no son los únicos. La leche fermentada o yogurt es quizás el ejemplo más conocido aunque históricamente es más «reciente» en el tiempo que los primeros.

De hecho hay evidencia de que el yogurt se usó no solo como alimento sino también como medicina, pues son varios los casos relatados por diversos historiadores en los que se mencionaba el uso de leche fermentada y agria para el tratamiento eficaz de enfermedades gastrointestinales e infecciones y flujos vaginales.

Una observación muy particular documentada a principios del siglo pasado, llamó la atención sobre el hecho de que determinadas poblaciones en Europa y en Asia eran notoriamente más sanas y longevas que otras que compartían características similares. El único rasgo distintivo o particular en el que se diferenciaban, era que las más sanas y longevas, consumían asiduamente grandes cantidades de leche fermentada. Este hecho fue el punto de partida de la moderna investigación sobre probióticos que ha demostrado que al incluirlos en la dieta, se convierten en un factor determinante de nuestro estado de salud.

¿Por qué deberíamos consumir regularmente probióticos?

Te dejamos aquí algunos de los principales y más conocidos beneficios del consumo regular de probióticos:

1. Estimulan y potencian nuestro sistema inmunológico

Este es uno de los efectos más promisorios que tiene el uso de probióticos como herramienta terapéutica.

Para entender esto, debemos tener en cuenta que en la base de muchas enfermedades que vemos actualmente están involucrados nuestro sistema inmunológico y un proceso de inflamación crónica en todo el cuerpo. Además de esto, en nuestros intestinos permanecen el 80 por ciento de las células inmunológicas de cuerpo, por lo que los cambios en nuestro microbioma influenciarán el funcionamiento y la capacidad de respuesta de estas células, para bien o para mal.

Si consumimos probióticos regularmente y logramos recuperar el equilibrio en nuestro microbioma intestinal, estos microbios buenos producirán sustancias que regularizará la función de nuestras células de defensa y la inflamación general del cuerpo se podrá reducir, dando mejoría a una gran cantidad de enfermedades.

Pacientes con alergias, enfermedades inflamatorias e incluso VIH, pueden verse beneficiados del consumo de probióticos obteniendo mejores respuestas a los tratamientos usuales.

2. Nos ayudan a prevenir y a tratar alergias y sensibilidades alimentarias

3. Mejoran la salud de nuestro sistema digestivo

El consumo regular de probióticos en la dieta nos ayuda a la prevención y el tratamiento de enfermedades gastrointestinales, tanto inflamatorias como funcionales. Estas enfermedades abarcan no solo las gastritis y enteritis de todo tipo (incluyendo la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa), sino también el molesto síndrome del intestino irritable, en donde nos puede ayudar a controlar muchos de los síntomas asociados con esta condición.

De igual manera cando sufrimos de diarrea, sea aguda o crónica, infecciosa o funcional,  los probióticos nos ayudan a tratarla naturalmente y a aminorar  muchos de los síntomas que se asocian con ella.

Los problemas de estreñimiento, flatulencias y distensión abdominal pueden mejorar notablemente al incluir probióticos en tu dieta; y el tratamiento de las gastritis crónicas por Helicobacter pylori, puede ser más efectivo cuando los consumimos regularmente.

4. Mejora la resistencia de las bacterias a los antibióticos

Cuando recibimos tratamientos antibióticos o antiparasitarios por cualquier causa, el microbioma intestinal queda debilitado y empobrecido debido a que los antibióticos que hemos tomado también destruyen nuestras bacterias “buenas”. Si no reponemos adecuadamente las poblaciones normales de microbios en nuestros intestino, pueden proliferar gérmenes patógenos que ya estaban presentes allí aunque en cantidades bajas.

Estos gérmenes pueden causarnos enfermedades graves, como la diarrea por antibióticos (colitis pesudomembranosa) y en muchos casos volverse resistentes pues “aprenden” a neutralizar los antibióticos. Lo grave de esto es  las infecciones por estas bacterias resistentes ya no podrán tratarse con estos antibióticos.

De ahí la importancia de que tomemos probióticos después de cualquier terapia antibiótica, de modo que nuestro microbioma se recupere rápidamente y llegue pronto a su estado de equilibrio.

Como lo mencionamos, el equilibrio del microbioma intestinal mantiene a raya a los microbios patógenos y evitan su proliferación excesiva, aunque aquí es muy importante recalcar, que los antibióticos y antiparasitarios no deben tomarse regularmente, sino cuando exista la necesidad real y sean prescritos adecuadamente.

5. Ayudan a mantener la salud mental y la función nerviosa

Por extraño que suene, nuestra salud mental tiene mucho que ver con la salud del intestino. Años atrás, cuando éramos estudiantes de medicina, se nos mostraba sin ahondar mucho en el tema que, de manera particular, existían grandes cúmulos de neuronas a lo largo y ancho de los intestinos. 

Hoy sabemos que hay más cantidad de neuronas allí que en nuestro cerebro, tantas, que al intestino honrosamente se le ha dado el título de ser “el segundo cerebro” del cuerpo.

La cuestión es que nuestro microbioma tiene una relación compleja y no del todo clara con estas neuronas intestinales y con la forma en que estas últimas  interactúan con las de nuestro cerebro. Una relación que implica que los cambios en la cantidad y calidad del microbioma intestinal, estén relacionados con la aparición de de trastornos depresivos y afectivos, trastornos maniacos, variantes del espectro autista y déficit de atención.

Tan estrecha es esta relación, que actualmente usamos el término “psicobióticos”, para refererirnos a las sustancias que produce nuestro microbioma y que sabemos que pueden influir en el sistema nervioso.

Los probióticos y su capacidad de normalizar nuestro microbioma, se perfilan hoy en día como una ayuda invaluable no solo en el tratamiento de todos estos problemas psiquiátricos, sino también en el manejo de la respuesta del cerebro al estrés, ya que parecen modular la secreción de las hormonas de estrés (ACTH, cortisol y adrenalina) a través de la secreción de estas glándulas con el hipotálamo.

6. Son coadyuvantes en la salud de la piel

7. Pueden mejorar las cifras de presión arterial

Este efecto se presenta a largo plazo y parece ser estar causado por el efecto de los probióticos en ciertas hormonas involucradas en la génesis de la hipertensión arterial, tales como la renina producida por el riñón y la relación de esta con sustancias como la angiotensina y la aldosterona.

De igual manera los probióticos nos ayudan a normalizar a la largo plazo el colesterol y los triglicéridos sanguíneos, todo lo cual favorece la buena salud cardiovascular.

8. Combaten la diabetes mellitus

Hay reportes que evidencian que el consumo de altas cantidades de probióticos en forma de yogurt o en suplementos orales, ayuda a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Incluso parecen tener utilidad en los casos en los que ya la enfermedad está establecida, ya que parecen ayudar a reducir de la glicemia, particularmente cuando son consumidos en combinación con sustancias prebióticas presentes en la fibra dietética. 

9. Ayudan en el tratamiento del hígado graso no alcoholico.

La esteatosis hepática o hígado graso, es una enfermedad bastante común, y si no es tratada a tiempo, puede conducir a una cirrosis o a una falla hepática. Al parecer los probióticos y el equilibrio del microbioma intestinal que logran cuando son administrados, se perfilan actualmente como una opción de tratamiento natural para dicha patología.

10. Sirven para el tratamiento y la prevención de las infecciones vaginales recurrentes

En las mujeres, la cavidad vaginal tiene su propio microbioma. Se trata de un ecosistema con unas características particulares que al igual que el intestinal, debe estar en equilibrio para evitar la proliferación de microbios y hongos patógenos y agresivos.

En los casos de infecciones vaginales ocasionales y persistentes, el tratamiento con probióticos por vía vaginal, ha demostrados ser eficaz para el control de estas enfermedades ya que ayuda a restaurar no solo el microbioma, sino también el pH de la cavidad vaginal.

De hecho en la práctica vemos frecuentemente que al combinar las dos vías de tratamiento, es decir la oral y la vaginal, los resultados a largo plazo sean mucho más satisfactorios.

Para concluir

A lo largo de la historia, los seres humanos hemos usado probióticos para fines más nobles que la simple conservación de la leche y después de saber todos los beneficios que tienen, es posible que comencemos a mirar con nuevos ojos a estos grupos de microbios que merecen un lugar importante entre nuestras herramientas terapéuticas.

Hoy por hoy es clara su utilidad, y las investigaciones sobre probióticos siguen avanzando y encontrando nuevos beneficios asociados a ellos.

A fin de cuentas siguen estando entre nosotros como lo han hecho desde siempre; y aunque hace 10000 años no supiésemos con certeza qué extraño “hechizo” era el que fermentaba la masa o el mosto, o cómo la leche fresca podía agriarse y conservarse, hoy sí sabemos con certeza cuáles son los procesos químicos que están involucrados.

Sabemos que se trata de microbios, y que lejos de ser peligrosos o agresivos, son seres vivos de un universo gigantesco y amigable. Un universo que habita en nuestro interior y que se ha adaptado maravillosamente a nuestro cuerpo a través de millones de años.

Los probióticos no son otra cosa que el resultado de una alquimia que solo la Naturaleza dadora de vida, es capaz de lograr.

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Soy Médico y docente desde hace 20 años y a lo largo de ese tiempo, mi práctica profesional me ha permitido repensar los procesos de salud y enfermedad a la luz de un paradigma diferente. Me interesa no solo la práctica médica naturista sino también que las personas con las trato a diario, encuentren algo de valor en lo que he aprendido y puedo compartir, de modo que ellas mismas se conviertan en partícipes de su propio proceso de sanar.

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