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A estas alturas es probable que hayas escuchado no una sino muchas veces acerca de las terapias con Plasma Rico en Plaquetas o PRP. Pues bien; en esta ocasión queremos darte algunas pautas importantes para que aprendas no solo cómo funciona esta terapia, sino también para que entiendas qué puedes esperar de ella.

Una terapia no tan nueva…

Contrariamente a lo que muchas personas piensan, el PRP no es una terapia nueva ni mucho menos una terapia que esté limitada exclusivamente al campo de la dermatología estética. De hecho la terapia se conoce desde los años 70, época en la cual se usaba para transfundir pacientes con bajo recuento sanguíneo de plaquetas. En la década siguiente comenzó a usarse como soporte en los procedimientos maxilofaciales y de ahí sistemáticamente en el campo de la ortopedia y la traumatología gracias a los buenos resultados obtenidos en el tratamiento de lesiones traumáticas. 

Hoy en día el PRP se usa en muchas ramas de la medicina entre las que se incluyen la cirugía cardíaca, la cirugía pediátrica, la ginecología y urología, la cirugía plástica, la oftalmología y cómo no, la dermatología.

¿Qué es el Plasma Rico en Plaquetas?

El PRP, también llamado plasma enriquecido con Factores de Crecimiento Plaquetario (GFs), Plasma Rico en Matriz de Fibrina (PRF) o Concentrado Plaquetario; es una fracción del plasma o componente líquido de la sangre de una persona,  en la que el número de células plaquetarias  se ha elevado de 3 a 9 veces.

Este último rasgo es muy importante, puesto que no se trata simplemente de una muestra  de sangre centrifugada a la que se le extrae el plasma, sino que debe existir un proceso previo de concentración que permita aumentar como dijimos previamente, el número de plaquetas en la muestra.

El resultado final es un material que se puede usar como un transplante autólogo para la la propia persona y que al inyectarse nuevamente, producen maravillas en el cuerpo del receptor.

Las plaquetas obran magia en el tejido conectivo del cuerpo

Siempre que hablamos de plaquetas sale a relucir su conocida función de participar en la coagulación sanguínea y en la formación de trombos. Sin embargo es muy importante entender que, al igual que muchas células del cuerpo, las plaquetas son muy versátiles en lo que respecta a lo que son capaces de hacer.

Estas pequeña células de la sangre tienen la capacidad de fabricar y liberar cuando es necesario, un arsenal completo de sustancias químicas conocidas como factores de crecimiento y citoquinas (sustancias bioactivas). 

Cuando el PRP es aplicado por distintas vías en cualquier tejido conectivo del cuerpo y las plaquetas han sido activas correctamente, todos los factores de crecimiento se liberan en masa, produciendo así un gran estímulo reparador para todo el tejido y todos los órganos con los que dicho tejido está en contacto.

Este estímulo causa que las células del tejido (fibroblastos y las células madre), se renueven; también se forman nuevos vasos sanguíneos y mejora la circulación, la nutrición, la hidratación y la oxigenación.   Aumenta la producción de colágeno, elastina, ácido hialurónico y muchas otras sustancias que son necesarias para la correcta estructura de los tejidos blandos del cuerpo.

Entre las más importantes de todas estas sustancias que son liberadas por las plaquetas se encuentran: el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF); el factor de crecimiento de fibroblastos (FGF); el factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGF-AA, PDG-BB y PGDF-AB);  el factor de crecimiento epidérmico (EGF); el factor de crecimiento de los hepatocitos; el factor de crecimiento insulinoide tipo 1 y tipo 2 (IGF-1, IGF-2); las metaloproteinasas de la matriz 2 y 9; el factor de crecimiento transformante beta y alfa (TGF);  citoquinas  moduladoras de la inflamación como las interleucinas 4, 8, 13 y 17, el factor de necrosis tumoral, el factor alfa y el interferón alfa y otras proteínas específicas  entre las que están la fibrina, la fibronectina, la vitronectina y la trombina. 

Estas sustancias son las que obran la magia en los tejidos blandos pues son quienes se encargan como ya apuntamos, de renovar todos los componentes del tejido conectivo.

¿Qué beneficios tienen el PRP?

La mayoría de los beneficios que tienen los tratamientos con PRP se derivan del hecho de que la estructura y el funcionamiento del tejido conectivo del cuerpo se optimice enormemente por los cambios que el PRP es capaz de producir en  él. De ahí que, como dijimos al principio, los campos de aplicación del esta terapia sean muchos ya que todos los órganos dependen del tejido conectivo para poder mantenerse.

Mencionemos a continuación algunos de los usos de esta terapia:

1. Rejuvenecimiento y mantenimiento de la piel

Quizás este sea uno de los efectos que más fama le han dado a las terapias con PRP. Varios estudios han mostrado que su aplicación en la piel tiene la capacidad de mejorar la elasticidad, el grosor, la textura, la pigmentación y la turgencia e hidratación de la piel.

Mejora las líneas dinámicas de expresión tanto en el rostro (patas de gallina, surcos frontales, pliegues en la mejilla y líneas periorales), como en el cuello y la piel de las manos, aunque debemos aclarar que el PRP no hace efectos de relleno sobre la dermis tal y como lo haría el ácido hialurónico.

Cuando recién se aplica, es posible apreciar un efecto de relleno temporal (o momentáneo, deberíamos decir), puesto que al aumentarse rápidamente el volumen de la dermis, las líneas dinámicas de expresión del rostro o de cualquier zona del cuerpo se atenúan notablemente. Sin embargo cuando este líquido es reabsorbido, el volumen disminuye y las antiguas líneas pueden insinuarse nuevamente. 

Lo interesante es que si bien no es una terapia de relleno, en la medida en que se van repitiendo las aplicaciones durante período de tres o cuatro meses, los procesos de renovación desencadenados por el PRP que hemos mencionado, logran finalmente que estas líneas de expresión se atenúen permanentemente. El nuevo colágeno, la nueva elastina y el nuevo ácido hiaulónico producido naturalmente por el cuerpo, se encargan de devolver la lozanía perdida a la piel.

2. Tratamiento de la alopecia

Al ser aplicado en el cuero cabelludo, el PRP actúa como un estimulante natural para la formación de nuevos folículos pilosos en pacientes que presentan pérdida leve o severa del cabello. Estimula la formación de las papilas germinales en los folículos pilosos activando la fase anágena del ciclo folicular. de igual manera controla la inflamación en la piel del cuero cabelludo y modula la acción del sistema inmunológico. 

3. Manejo  de heridas

Los mismo efectos que se observan en la dermis y en el tejido conectivo de la piel, hacen que la aplicación de PRP sea una excelente opción para promover y acelerar la reparación de heridas. 

4. Mejoría del dolor muscular crónico que no responde a analgésicos

Las alteraciones dolorosas de los músculos y los tendones (como las disfunciones miofasciales, por ejemplo), son situaciones muy frecuentes que limitan la calidad de vida de muchas personas. Estos dolores tienden  a durar años y tienen la característica de responder muy pobremente a los analgésicos comunes y parece que se relacionan con la aparición de alteraciones de la fascia y el tejido muscular, que por razones desconocidas son “olvidadas” por los mecanismos reparadores normales del cuerpo.

Pues bien, en todos estos casos el PRP ha mostrado una gran utilidad debido a que reactiva los mecanismos reparadores de las fascias musculares haciendo que estas zonas “olvidadas”, se inflamen y se reactiven para finalmente volver a la normalidad.

5. Tratamiento de las alteraciones del tejido conectivo osteomuscular

Por sus capacidades estimulantes, el PRP es capaz de controlar naturalmente la inflamación de cualquier tejido conectivo a la vez que permite que el colágeno, la elastina, la estancia fundamental y las distintas células del tejido conjuntivo (fibroblastos, células madre, entre otras) se equilibren y normalicen sus funciones.

Situaciones como las tendinitis, las fascitis plantares, las epicondilitis y muchas otras, sin importar si son de causa traumática o mecánica, se benefician enormemente de recibir aplicaciones de PRP, observándose una reducción importante de los síntomas y en muchos casos la resolución completa de tales cuadros.

6. Manejo de la osteoartrosis

Al ser aplicado en las articulaciones, el PRP detiene la degeneración de los cartílagos articulares, mejorando las condiciones físicas y mecánicas de las articulaciones y promoviendo la regeneración del cartílago.

Por todo lo que hemos explicado, podemos decir que el PRP es una poderosa herramienta terapéutica en todos los campos médicos en los que se usa actualmente.  Sin duda alguna no es una cura mágica, pero es una terapia que ya ha pasado airosamente la prueba del tiempo y de alguna manera logra que los tejidos blandos del cuerpo recuerden lo que desafortunadamente van olvidando con el paso de los años: como mantenerse en equilibro y como repararse para que todos los órganos y el cuerpo en su totalidad estén más saludables y en mejores condiciones.

Bibliografía

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